sábado, 5 de mayo de 2012

¡Tienes más cuento que CALLEJA!



Cuando tenía 26 años, en 1879, Saturnino Calleja compró a su padre el negocio que éste había abierto de librería y encuadernación en Madrid y fundó la editorial Calleja. En un tiempo donde las editoriales no proliferaban como ahora y no había nadie que editara para los más pequeños, Saturnino decidió publicar grandes tiradas de cuentos con muy pequeño margen de beneficio (lo que abarató mucho los precios) e ilustró ampliamente todos ellos con dibujos de los mejores artistas. ¿Qué consiguió? Unos cuentos atractivos y al alcance de cualquier niño que tuviera cinco o diez céntimos. Así, los cuentos llegaban a todos y acostumbró a leer a varias generaciones de niños.

Para que nos hagamos una idea, solo en 1899 publicó tres millones y medio de volúmenes.

También se convirtió en el líder de los maestros de la época, creando la Asamblea nacional de maestros, la Asociación Nacional del Magisterio Español y la revista La Ilustración en España. Editó numerosos libros de Pedagogía, algunos redactados por él mismo.

La diversidad de títulos que ofrecía, muchos escritos también por su mano y otros tantos por diferentes autores anónimos, estaban escritos con letra no muy grande, ilustraciones amplias y un contenido ameno y sencillo de leer. Gracias a Calleja llegaron a los niños las recopilaciones de los hermanos Grimm, los cuentos de AndersenLas mil y una noches y tantos otros. Adaptaba los cuentos a su manera, tomándose licencias curiosas como la de hacer que El soldadito de plomo, cuando salía del cuarto de los juguetes y comenzaba a sufrir sus desventuras, lo hiciera no por el amor a la bailarina, sino por su devoción a la Virgen del Pilar.
Cambiaba no solo los argumentos y los finales sino también los nombres de los personajes. De esta manera, "Hansel y Gretel" fueron "Juanito y Margarita" y "El Barón Munchausen" pasó a ser "El Barón de la Castaña".

Fue mucho lo que Calleja hizo por la literatura infantil, y aún en muchas casas hay baúles y estanterías donde se guardan como tesoros aquellos primeros cuentos para niños que les hicieron reír, imaginar, disfrutar y querer ser escritores o dibujantes. Y sobre todo, que les iniciaron en el mundo de la lectura.

Y es por esto por lo que “tenemos más cuento que Calleja

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