viernes, 12 de julio de 2013

Cuentos y cantos para la panza


Después de mucho tiempo con la idea en la cabeza, hace unos meses pude comenzar a preparar sesiones de Cuentos para bebés, algunas de 0 a 18 meses y otras de 18 meses a 3 años. Resultó ser una experiencia tremendamente enriquecedora y muy tierna, y pude comprobar las infinitas ventajas de que los papás que no conocen este tipo de actividades se acercaran a ellas: surgieron cantidad de preguntas, comentarios acerca de cuándo acercar los bebés a los libros, qué tipo de libros eran recomendables para cada edad, etc.
Y en pleno “embolado” de cuentos para bebés, cruzándome con una mujer embarazada por la calle, pensé que por qué no proponer una sesión de cuentos para embarazadas/os. Le comenté la idea a Nuria, directora de Andares Tenerife, un centro especializado en el mundo infantil, y en seguida la apoyó. Gracias a ella había arrancado por fin con los cuentos para bebés, así que fue estupendo proponer también en el centro los cuentos para futuras mamás y papás.
Se propuso como “Cuentos y cantos para la panza”, una sesión que compartiría con Mónica Viñoly, buena amiga y mejor violinista, que se sumó muy rápido a la iniciativa. Así le dimos forma: los cuentos que contara estarían relacionados con la infancia y la maternidad y paternidad, e irían entremezclándose con nanas que los papás y mamás cantarían a la panza, jugando a la vez con caricias o masajes.
La idea englobaba varios objetivos: estimular auditivamente al futuro bebé a través de la música y la voz humana a sabiendas de las ventajas que genera a nivel lingüístico y emocional; fomentar el vínculo afectivo con el bebé; involucrar al papá en un proceso que a priori podría parecer esencialmente materno, y sobre todo, acercar a los futuros papás a las historias y los libros de un modo ameno, agradable, cercano a sus experiencias y relacionado con el estado en el que se encuentran.  
Así, a través del violín, campanitas y tambores, y una selección de cuentos y libros álbum de calidad, la llevamos a cabo. Fue realmente especial: Por un lado, porque los cuentos que contaba suelo dirigirlos a público familiar en el que siempre hay niños, y esta vez los oyentes eran adultos, pero adultos muy cerca de la infancia. Conectamos con sus niños interiores (no solo el que iba en la panza) a través de historias cercanas y repletas de humor y ternura.
Por otro lado, fue precioso observar a las parejas (vinieron ocho parejas y una mamá sola) aprendiendo nanas para cantarlas a la panza mientras masajeaban o acariciaban la barriga. La implicación fue total y hubo un momento concreto en que se generó tal intimidad entre las parejas mientras sonaba la música, que se nos quedó grabado como el más especial de la sesión. Los papás, pegados a la barriga, cantaban y masajeaban, y veíamos claramente cómo el vínculo ya estaba creado y nosotras sencillamente lo potenciábamos.
Al finalizar, un futuro papá nos comentaba que este tipo de actividad le parecía esencial, que le daba ideas para cantar y contar al bebé y le implicaba especialmente en el proceso que están viviendo.

En fin, ha sido muy fructífera la experiencia. Agradezco especialmente a Nuria que tenga su puerta abierta para este tipo de iniciativas y esperamos poderla repetir mucho y pronto.

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