Es difícil hablar de un autor vivo, conocido y admirado sin caer en términos que denoten peloteo, pero, francamente: me da igual. Parto de la base de que es tremendamente bueno, independientemente de todo lo demás. Leerle es reconciliarse continuamente con la poesía, con la que he tenido más de un encontronazo estos últimos tiempos.
Parece ser que para encontrar a un buen poeta, antes hay que leer a veinte o treinta. Y tras muchas ediciones mediocres y muchos poetas vacuos y pretenciosos para mi gusto, por fin, este último año, gracias a unos y unas cuantos/as poetas españoles y no, de los que iré hablando en posteriores entradas, he podido dar gracias a la vida, como decía Violeta.
Karmelo escribe. Y luego ya podemos dedicar sus poemas a nosotros mismos, a compartirlos con nuestras parejas, amigos, familiares, hijos, alumnos... o quien sea, y a datarlos como infantiles, juveniles o adultos. Pero ante todo, escribe.
Escribe partiendo de la vida. En ella, desde ella, ante ella, hincado de rodillas en las aceras en plena madrugada, desgranando noches, mujeres y lluvia, a pleno grito o a íntimo susurro. No importa.
Pocos he visto que se desnuden ante cada verso de una forma tan r(l)eal. Leerle es conocerle, es sentir desde sus experiencias.
La ironía y el sentido del humor que despliega son muy de agradecer. Un poema puede romperte entero y dejarte perdido media hora (media vida), pero con el siguiente probablemente te arranque una carcajada. Y este destiempo en las emociones, este viaje interno por lo vivido y lo no vivido pero presentido, te deja temblando y con la sensibilidad a flor de sábanas.
Y yo, la verdad: lo agradezco.
Así que directamente paso a recomendar unos cuantos libros y a publicar unos pocos poemas para que tengan dónde buscar y dónde sentirse encontrados.
“La Ciudad” 2008, Editorial Renacimiento. (Antología 1985-2008, que incluye sus obras “La condición Urbana”, 1995, “Serie B”, 1998, “Desde el fondo de la barra”, 1999, “La frontera y otros poemas”, 2005, “Ola de frío”, 2007, y algunos inéditos)
“Versos que el viento arrastra” 2010, Editorial El Jinete Azul, con ilustraciones de Cristina Müller.
“Otra ciudad, otra vida” 2011. Editorial Huacánamo.
LA VIDA SIGUE
La vida sigue –dicen-,
pero no siempre es verdad.
A veces la vida no sigue.
A veces solo pasan los días.
(de “Otra ciudad, otra vida”)
.
INTUICIÓN DEL FRÍO
No es el de la niñez,
aquellas mañanas de diciembre,
a lo largo del río,
hacia el colegio,
ni se trata tampoco de aquel otro
que te sorprendería
años después
más de una madrugada
dando tumbos.
No, este es distinto, este
da miedo:
viene
del futuro.
(de “Otra ciudad, otra vida”)
.
BOLSA DE PLÁSTICO
Mírala
ahí
en mitad de la calle
sola
quieta
temerosa
de que aparezca el barrendero
soñando
con un poco de viento
para sentirse
nube.
(de “Versos que el viento arrastra”)
.
TORMENTA DE VERANO
Están cogidos de la mano,
en silencio,
bajo los soportales.
El niño mira su columpio,
muy triste,
bajo la lluvia,
y no lo entiende.
El padre mira al niño:
es la vida, hijo
-quisiera poder decirle-,
y no ha hecho más que empezar.
(de “La Ciudad”)
Gracias, es todo un regalo encontrar una entrada como esta y descubrir a Karmelo con tus palabras.
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