Esta mañana un amigo me ha “despertado” con la noticia que les enlazo AQUÍ, acerca de SABAN, la asociación de autores, compositores y editores belga. Comentan que “deberían empezar a pagar en efectivo por la audacia de leerles en voz alta historias que están en los libros con derechos de autor. El representante de la biblioteca calcula que eso podría costar unos 250 euros por año para pagarle a SABAM por el derecho a leerle libros a los niños”
No es la primera vez que nos moja esta lluvia. Hace unos años ya la SGAE hacía alusiones a su derecho de cobrar dinero por el uso de las bibliotecas públicas o de que los narradores o voluntarios de lectura cobraran por leer en voz alta historias provenientes de libros con derechos de autor (20 céntimos por préstamo, creo recordar). Esto, en un país donde deberíamos pagar por hacerlo, ya que, con lo que se lee, qué menos que agradecer a los que desean compartir la palabra, su generosidad y disposición.
La biblioteca ya ha pagado por el libro. No entiendo: ¿es que si no se cobra el préstamo se la debe multar por cumplir con su misión, que es la del préstamo de libros y difusión de la cultura? No sé exactamente qué finalidades tienen estos amagos absurdos que, por suerte, no trascienden. Espero que los belgas se encarguen de que así sea.
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