Luis Sepúlveda, viajero y aventurero
incansable, sensibilizado por el daño que el ser humano ha infligido a la
naturaleza, prometió escribir a sus hijos una historia acerca del desastre
ecológico que hemos ido generando en nuestro entorno natural.
Narrada en tercera persona, comienza con
una gaviota que queda atrapada y sola en una marea negra cuando está pescando
arenques. Desesperada, consigue escapar y volar a duras penas hasta el puerto de
Hamburgo, donde cae en el balcón de un gato negro y gordo llamado Zorbas. Antes
de morir, pone un huevo y hace prometer al gato que cuidará del pollito cuando
nazca y le enseñará a volar. A partir de este momento a Zorbas se le presenta
una misión en la que le ayudarán incansablemente otros cinco gatos del puerto.
Con cierta intención moralizante que
recuerda al género fabulístico, el autor nos transmite valores como la
honestidad, la amistad y el honor, aparte, claro está, de la conciencia social
y el respeto al medioambiente.
Aunque el lenguaje es sumamente sencillo
y la trama se estructura en capítulos cortos, aunque haya sido escrito pensando
en los jóvenes, es una novela para todos los que desean desatar la imaginación y
el ingenio y disfrutar de las historias bien contadas. Las ilustraciones,
hechas a carboncillo con un estilo tendiendo a figurativo, no son especialmente
llamativas ni aportan demasiado a unas descripciones ya de por sí
considerablemente visuales.
Emotivo y poético, con un final que
queda impregnado en el aire, nos recuerda lo bello y lo posible de volar con
las palabras.
(24ª edición en Tusquets, 2001. 138 páginas)
(24ª edición en Tusquets, 2001. 138 páginas)
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