martes, 15 de mayo de 2012

Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar



Luis Sepúlveda, viajero y aventurero incansable, sensibilizado por el daño que el ser humano ha infligido a la naturaleza, prometió escribir a sus hijos una historia acerca del desastre ecológico que hemos ido generando en nuestro entorno natural.
Narrada en tercera persona, comienza con una gaviota que queda atrapada y sola en una marea negra cuando está pescando arenques. Desesperada, consigue escapar y volar a duras penas hasta el puerto de Hamburgo, donde cae en el balcón de un gato negro y gordo llamado Zorbas. Antes de morir, pone un huevo y hace prometer al gato que cuidará del pollito cuando nazca y le enseñará a volar. A partir de este momento a Zorbas se le presenta una misión en la que le ayudarán incansablemente otros cinco gatos del puerto.
Con cierta intención moralizante que recuerda al género fabulístico, el autor nos transmite valores como la honestidad, la amistad y el honor, aparte, claro está, de la conciencia social y el respeto al medioambiente.
Aunque el lenguaje es sumamente sencillo y la trama se estructura en capítulos cortos, aunque haya sido escrito pensando en los jóvenes, es una novela para todos los que desean desatar la imaginación y el ingenio y disfrutar de las historias bien contadas. Las ilustraciones, hechas a carboncillo con un estilo tendiendo a figurativo, no son especialmente llamativas ni aportan demasiado a unas descripciones ya de por sí considerablemente visuales.
Emotivo y poético, con un final que queda impregnado en el aire, nos recuerda lo bello y lo posible de volar con las palabras.


(24ª edición en Tusquets, 2001. 138 páginas)

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