jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Por qué cuento?


El otro día hablaba sobre el papel del narrador a la hora de escoger historias que se alejaran de una actitud ejemplarizante o moralista y la importancia de que sencillamente dejara que el cuento hiciera su trabajo: contar y punto. Sin embargo, el hecho mismo de escoger unas determinadas historias y no otras ya dice mucho del tipo de narrador que eres, de lo que quieres transmitir, de lo que te gusta, de lo que te importa.

Un buen amigo me instaba a que continuara ese “y punto” y comentara qué hacía que contara, qué me impulsaba a narrar y qué razones personales y profesionales me llevaban a ello. Lo cierto es que es una buena pregunta y una útil reflexión el hecho de plantearnos por qué hacemos lo que hacemos, ya seamos leñadores, editores, arquitectos o cuenteros.

Razones hay para todo, y si no las hay, se inventan. Pues bien, he aquí mi endecálogo:


1. Cuento porque está muy bien que uno haga algo que le gusta. Y esto me encanta desde la primera vez que lo vi hacer y desde la primera vez que lo hice.

2. Cuento porque leo. Si no leyera, si no hubiera leído de chica, no tendría mucho que contar. Sigo leyendo, seleccionando, buscando, escuchando. Porque tampoco tiene mucho que contar el que no escucha.

3. Cuento por lo que siento cuando veo y escucho contar a un buen narrador.

4. Poniéndonos poéticos y aunando varias razones, cuento como quien pinta, por llenarme un poco de colores por dentro; como quien canta, por ver si mi voz se acopla al cuerpo de otros; como quien mira, porque el que cuenta ha de saber ver.

5. Cuento como quien escribe, porque, como dice Gustavo Martín Garzo en El hilo azul (2001:18), “escribimos para que el otro se detenga y nos oiga contar. No importa lo que contemos, sino que esté a nuestro lado y nos escuche. Porque contar una historia es, por encima de cualquier otra cosa, contemplar el rostro del que la escucha.” Cuento, por tanto, por ver la cara al que escucha. Ese embeleso, la certeza de la conexión profunda y directa, es algo adictivo. La sorpresa, los ojos abiertos en extremo, los oyentes vendidos a las palabras, a la relajación, al olvido de sus vidas por un instante. Por esa sensación de poder, de saber que por un momento el que escucha está en tus manos, y tienes la responsabilidad de tratar con sus emociones, porque en ese instante están dentro y te han dado permiso para que les acompañes.

6. Cuento, por tanto, porque me siento responsable a la hora de hacerlo. No es un juego. Es esencial seleccionar, ser coherente, saber qué se quiere contar y, de alguna manera, por qué.

7. Cuento porque respeto a los cuentos y a quien cuento. No todo vale ni todo está bien hecho.

8. Cuento porque no es fácil. Me gustan los retos, el aprendizaje continuo. Saber que  nunca se sabe lo suficiente y siempre se está en el camino. Y porque, aunque no sea sencillo, lo siento fluir en mí casi como si lo fuera.

9. Cuento porque soy demasiado habladora como para no contar. Y por el teatro, que me enseñó a disfrutar de la escena. Y por la sensibilidad, que me permite acercarme a la gente.

10. Cuento porque adoro y necesito compartir lo que me gusta.

11. Cuento por si puedo vivir de esto, cosa que está francamente complicada en estos tiempos que corren y en este lugar que habito, así que cuento, que para empezar es algo.

En fin, resumiendo, cuento porque me hace feliz, pese a los quebraderos de cabeza, las dudas, los miedos y la inseguridad. Siempre digo que es de los oficios más bonitos que hay: elemental, hermoso, creativo, necesario. Uno de esos trabajos que, por que partan de una pasión, no deben devenir en peor trabajo ni menor pasión.


Imagen extraída de "El árbol rojo". Shaun Tan. Ed. Bárbara Fiore.

3 comentarios:

  1. Cuento porque puedo compartir todo eso con personas como tu.

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  2. Herrrrrrmoso, Laura. No te lo he dicho nunca, pero te respeto un porrón, como narradora y como persona. Ale, esto porque es navidad y navidad se dice la verdad (como dicen en "Love Actually"). La imagen del post es la que ilustra la portada del libro de Kimberly Reynolds, "Radical Children's Literature". No lo he leído entero, así que no puedo hacer una recomendación en condiciones, pero creo que merece la pena aunque sea echarle un vistazo... Besoooo.

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  3. Casi nada, hasta a mí me apetece ponerme a contar!!!

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