domingo, 18 de agosto de 2013

Niños y escritura creativa

Releyendo un libro sobre Literatura Infantil y Juvenil me he topado de nuevo con un texto redactado por un alumno francés de 8 años que un maestro francés había conseguido en el Museo Pedagógico de París, donde se conservaba como modelo de creatividad. En este libro que les digo, publicado por Pedro Cerrillo, catedrático de la Universidad de Castilla La Mancha, él nos cuenta que en algunas páginas de internet aparece como respuesta a un examen de un chico de entre catorce y dieciséis años, lo que puede resultar gracioso pero desvirtúa lo que es un ejercicio de escritura creativa de un niño más pequeño.

Puede que ya lo conozcan, pero lo comparto porque realmente merece la pena observar la capacidad que tiene este niño (y todos, a poco que les pongamos) para expresarse, desatar su imaginación y deleitarnos con un humor sobresaliente repleto de frescura y espontaneidad.

El pájaro del que voy a hablar es el Búho. El Búho no ve de día y de noche es más ciego que un topo. No sé gran cosa del Búho, así que continuaré con otro animal que voy a elegir: La Vaca.
La vaca es un mamífero. Tiene seis lados: el de la derecha, el de la izquierda, el de arriba y el de abajo. El de la parte de atrás tiene un rabo del que cuelga una brocha. Con esta brocha se espantan las moscas para que no caigan en la leche. 
La cabeza sirve para que le salgan los cuernos y además porque la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para combatir con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se la pueda ordeñar. 
Cuando se la ordeña, la leche viene y ya no para nunca. ¿Cómo se las arreglará la vaca? Nunca he podido comprenderlo, pero cada vez sale la leche con más abundancia.
El marido de la vaca es el Buey. El Buey no es un mamífero porque no tiene mamas. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así que ya tiene bastante. Cuando tiene hambre, muge, y cuando no dice nada, es que esta llena de hierba por dentro. Sus patas le llegan hasta el suelo. Las vacas tienen el olfato muy desarrollado, por lo que se las puede oler desde muy lejos. Por eso es por lo que el aire del campo es tan sano.

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