domingo, 17 de mayo de 2015

DCE, Stockbridge.

Buenas noches. Quería escribir esta noche para no olvidarme de una cosa curiosa que he visto hoy.
Bueno, contarles que no ha habido mucho que contar estos días, salvo algunos currículums enviados por internet, alguna sesión de cuentos frustrada porque el narrador tenía un acento escocés demasiado acentuado y no había manera de seguirle… el tiempo endemoniado que me pone de los nervios y poco más.
Pero hoy me he acercado a Stockbridge, como me gusta hacer cada domingo, para ir al SundayMarket. He ido con mi compañera de piso, Helene, la cantante, que había quedado allí con una amiga. Cuando terminamos de comer, su amiga me habló del mercado de las Colonias que se celebraba hoy entre las dos y las cinco de la tarde, y que se hace una vez al año. Tenía curiosidad, así que fui con ella.
Descubrí un paseo paradisíaco en medio de la ciudad, pegadito al mercado, en el que bajas unas escaleras y te encuentras al borde del río, en un paseo larguísimo y muy bonito, el Water of Leith, que recorre media ciudad. Yo lo recorrí en el sentido opuesto, el “feo y menos conocido” para llegar a las supuestas colonias.

Cuando llegamos, me encuentro con carteles que anunciaban el mercado. Eran las propias personas del barrio, un barrio que se creó con once calles iguales que incluyen casas de bajo coste que se construyeron a finales del siglo XIX para los artesanos. Allí, una vez al año, los vecinos ponen a vender cosas en sus jardines: artesanías, ropa, libros, tartas caseras, bicicletas, platos, jarras, juguetes… yo vi de todo. Anuncian que en su casa se vende algo poniendo globos en la puerta, y es como una jornada de puertas abiertas.
 Aproveché para meterme en tres o cuatro casas ajenas a “josifar”, y fue muy curioso. Parecían más bien reuniones de amigos y vecinos en la calle. En una de las casas, una señora mayor había creado unas figuras preciosas con libros antiguos, verdaderas obras de arte. Y en otra, una adolescente que dibujaba  muy bien había  puesto a vender tarjetas y cuadros hechos por ella.
Estos días recorreré el Water of Leith en el sentido opuesto, para ver la parte bonita, y les contaré mejor.
Pero Stockbridge me tiene enamorada. Por ahora es la parte de Edimburgo que más me gusta en cuanto a vida se refiere. Desde el primer paseo desde casa, cuando llegas a la esquina de mi calle y ves la preciosa iglesia de St. Vicent… sabes que es especial, pero el río atravesándolo, la promesa de su biblioteca, que aún no he visitado, el mercado cada domingo, las cafeterías llenas de vida… me encanta. Stockbridge viene del escocés. Stock significa madera, así que PUENTE DE MADERA.
En fin. Mañana subiré a Calton Hill si la lluvia me deja, una colina que estaba antiguamente en las afueras, cuando Edimburgo era solo la Old Town y sus murallas, pero que ahora está en el centro de la ciudad. Desde allí parece ser que se ve una panorámica muy buena de toda la ciudad, y también hay un cementerio lleno de buenas historias. Ya les contaré.


Muchos besos, saludos desde la cama!

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