jueves, 30 de agosto de 2012

Mi pequeño tour de las lenguas

Bueno bueno, septiembre empieza de lo más movidito, repleto de cuentos y literatura. Les cuento:
(Bellver de Cerdanya, imagen extraída de aquí)

Mañana día 31 y hasta el domingo 2 se celebrará en Bellver de Cerdanya, un pequeño pueblecito perteneciente a Lérida y pegadito al Pirineo, bordeado por el río Segres, la 6º edición del festival Riu de Contes, donde tendré la suerte de andar escuchando cuentos, haciendo un curso y contando. Les adjunto el programa para que si están cerca puedan darse un salto y para que se hagan una idea de cómo es.

(Salamanca, imagen extraída de aquí)

Después de pasar unos días en Barcelona, bajaré a Salamanca, donde se desarrollará el IV Congreso Leer.es: Congreso Iberoamericano de las Lenguas en Educación, desde el día 5 al 7 de Septiembre. Los objetivos del congreso son los siguientes:

  • Impulsar el proyecto de las lenguas  en la educación
  • Reflexionar sobre la enseñanza de las lenguas
  • Profundizar en la importancia de las lenguas como eje de transmisión cultural
  • Analizar las relaciones entre las diferentes lenguas y las nuevas tecnologías de la información
También les adjunto el programa por si les interesa saber más al respecto.

Aprovecharé para escuchar conferencias y mesas redondas, para hacer turismo y de paso visitar la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. También presentaré en el congreso una experiencia sobre la hora del cuento en librerías. 

Promete ser una semana muy movida, así que... ¡abrochando cinturones que el avión está a punto de partir!

¡Hasta la vuelta!

miércoles, 22 de agosto de 2012

El IBBY INTERNATIONAL CONGRESS!!

INFORMANDO:

Desde mañana y hasta el 26 de agosto, el Imperial College de Londres acogerá el 33 Congreso Internacional del IBBY, el más importante sobre literatura infantil y juvenil del mundo.
"Cruzando fronteras: traducciones y migraciones" es el lema de este año.
En palabras de Anthony Browne, reconocidísimo autor de literatura infantil, "El congreso de IBBY tiene como su tema central una exploración de cómo nuestras historias y libros emigran, se traducen y encuentran a través de los países y a través de las culturas". 

El programa del congreso incluirá sesiones plenarias con oradores principales y una variedad de seminarios y talleres que exploran diferentes aspectos del tema principal del congreso. También se llevará a cabo la presentación de la Lista de Honor de IBBY y los premios Hans Christian Andersen. 

Si tienen curiosidad, AQUÍ pueden acceder al programa del Congreso.

¡¡QUIÉN PUDIERA DARSE UN SALTO!!

miércoles, 15 de agosto de 2012

Uno de Cortázar

Estos días he estado probando a ver si conseguía entender cómo colocar un Podcast en el blog. Solo lo he logrado a medias: enlazándolo. Un día de estos entenderé cómo traer el reproductor hasta blogger.

Mientras tanto, les dejo un cuento que me recomendaron para contar: La inmiscusión terrupta, de Julio Cortázar, que forma parte de su libro "Último Round" publicado en 1969 por Siglo Veintiuno Editores, México.

Suelo contar el capítulo 68 de Rayuela, también escrito en gíglico, como este texto. Ése lo pongo otro día.

Aquí les dejo el enlace al podcast y a continuación comparto el texto:

LA INMISCUSIÓN TERRUPTA:


Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
-¡Asquerosa! –brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de ésas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¡Payahás, payahás! –crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te das cuenta? –sinterruge la señora Fifa.
-¡El muy cornaputo! –vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.

lunes, 13 de agosto de 2012

Íncipit

Ilustración extraída de
 "La historia interminable", Michael Ende
Alfaguara, 2009

Hoy es lunes y los lunes son tiempo de principios. Dan ganas de empezar. Lo que sea. 

Días de regalar íncipit (del latín incipit "empieza"), que son las primeras palabras de un texto. 

Lo primero que se me ocurre es enumerar esa serie de inicios de los cuentos populares que hemos escuchado siempre:

Había una vez...
Hace mucho tiempo, en un país lejano...
En cierta ocasión...
Érase que se era...
Érase una vez...
Érase una vez y mentira no es...
Esto era...
Hace más de mil años...
Pués, señor...

Pero también podemos compartir el inicio de un libro que nos guste mucho o del que estamos leyendo ahora mismo.

Mi inicio sería este:

LIBROS DE OCASIÓN. Propietario: Karl Konrad Koreander. 

¿Y el tuyo? ¿Te apetece compartir un íncipit de lunes?

jueves, 9 de agosto de 2012

La bella Griselda


El otro día, deambulando por la librería que más frecuento, me encontré con LA BELLA GRISELDA, un álbum de la fantástica ISOL, autora e ilustradora de “El globo” o “Secreto de familia”, libros que no tienen desperdicio y que recomiendo a cualquier adulto, público al que la obra de ISOL llega de un modo muy peculiar por su sentido del humor y la complicidad que en seguida consigue desatar. LA BELLA GRISELDA, publicado en 2010 por Fondo de Cultura Económica en su colección A la orilla del viento es el primer cuento de hadas y principesco que leo de ella, ya que sus protagonistas suelen ser niñas pequeñas que cuentan su historia en primera persona.

Pero no es un cuento de hadas al uso. Nada más ver la portada, si te fijas en los detalles, te das cuenta: observamos los símbolos clásicos de la realeza: el conjunto heráldico, los colores en oro, la corona, la princesa concentrada en la belleza de su reflejo... y, si nos fijamos un poco más... nos encontramos con dos caballeros sin cabeza que la escoltan. Es una primera pista.

Griselda es una princesa hermosa, sublime, delicada, perfecta, tanto, que hacía perder la cabeza a cualquiera. Y esto no es solo un decir. Cada vez que un príncipe trataba de cortejarla, perdía la cabeza ante semejante hermosura. Se le caía, se le desmembraba del cuerpo y rodaba por las moquetas o por los jardines. Y no la volvía a recuperar. Ella, en un ejercicio de amor y nostalgia aderezado con un toque de taxidermia, las colgaba en la pared.
Pasando el tiempo, todos los hombres casaderos comenzaron a temer su belleza letal. La pobre princesa se aburría y se sentía terriblemente sola, hasta que un día un pretendiente afortunadamente miope apareció en el castillo y pudo cortejarla sin temor a perder la vida. Sin embargo, después de un tiempo juntos, el príncipe la observa (se entiende que de cerca) y también cae su cabeza. Aún así, nueve meses después nace una princesita hermosísima, tanto que en este caso es la bella Griselda la que no puede soportar tanta maravilla y pierde la cabeza también.

Esta macabra y “terrible” historia parodia de un modo ácido y directo los tradicionales cuentos de hadas. Nos recuerda a todas las bellas de nuestros conocidos clásicos pero acaba de una estocada con estereotipos y tópicos y nos regala, con unas imágenes atrevidas, divertidas y engañosamente inocentes, un libro álbum diferente.


Lo que más me gusta es el modo en que construye al personaje de la princesa. Las que conocemos de siempre, bellas por naturaleza, consagraban su vida a esperar al príncipe amado, ser rescatadas, escapar del aburrimiento de sus jaulas de oro... sin embargo, Griselda, aunque también esperaba a su príncipe, estaba encantada con su vida. El objetivo explícito de su existencia era estar bella, de ahí que sus días consistieran (aparte de en decapitar con su imagen a todo dios) en extraerse los plebeyos pelos que la poblaban o hacer fatigosos estiramientos y equilibrios sobre zapatitos de cristal. De hecho, su blasón reza así:
Lejos de parecerse a los cuentos políticamente correctos que tanto se han profesado durante años y que ahora, cada vez más, están quedando en desuso, Isol nos deja intranquilos, cuestiona la literalidad de nuestras frases de siempre y nos recuerda que, a veces, en la vida, las cosas no son sencillamente “un decir”. 

sábado, 4 de agosto de 2012

Yo quiero mi gorro



Mi última adquisición no podría divertirme más: YO QUIERO MI GORRO, de Jon Klassen, ilustrador y diseñador gráfico Canadiense. Es su primer libro álbum, publicado en 2011 en Estados Unidos, “I want my hat back” y que este año 2012 ha llegado a España de la mano de la editorial Milrazones.

YO QUIERO MI GORRO es una historia de estructura repetitiva en la que un oso que ha perdido su gorro va preguntando a diferentes animales del bosque si lo han visto, incluido al conejo, que lleva puesto un sospechoso gorro rojo y puntiagudo. Los diálogos que se mantienen son muy similares, con apenas variación de un animal a otro.

Llama la atención el minimalismo de las ilustraciones. Son sencillas, de trazo claro y sobre fondo casi blanco. Tengo cierta tendencia a sentirme fascinada por los libros álbum tan limpios, sin distracciones, pero con esos pequeños detalles que requieren varias lecturas para ser valorados.

El libro maneja un sentido del humor sobresaliente. El oso, con una pinta de pánfilo que dan ganas de quererle y que demuestra no tener muchas luces, va preguntando a todos: ¿Has visto mi gorro? En general le responden: No, no he visto tu gorro. Él siempre añade: Bien, gracias de todos modos. La serpiente es de las más divertidas porque le responde, con una voz que imagino tirando a mística, suave, lenta y reflexiva: Una vez vi un gorro... era azul y redondo... El Oso la corta: El mío no es así. También es muy simpático el armadillo o esa especie de topo que le contesta: ¿Qué es un gorro?


En fin, se trata de un bosque repleto de cerebros ligeramente lentos. Las ilustraciones, estáticas, nos los muestran siempre enfrentados, pero, mientras el oso mira a los animales, éstos siempre dirigen su mirada al lector.

El final es lo mejor, cuando el Oso, deprimido y preocupado por no encontrar su gorro, es cuestionado por el ciervo: ¿Y cómo es tu gorro? Él reflexiona: Pues... es rojo y puntiagudo... y la siguiente página se enciende de rojo y el oso abre mucho los ojos. ÉL HA VISTO SU GORRO. Así que retrocede por todo el bosque hasta dar con el conejo. La imagen no tiene desperdicio. La tensión se palpa, uno se imagina la banda sonora de una película de acción y esta escena puede durar lo que se desee (es una de las ventajas de los libros álbum. El ritmo depende de lo que tardemos en pasar la página).


La cuestión es: ¿qué pasará con el conejo? Eso no lo cuento...

En general me parece un libro adecuado para todas las edades, especialmente niños un poco mayorcitos que puedan captar los dobles sentidos y el poder de lo que no se dice. Es el típico libro que enamora a los mayores y que, a primera instancia, probablemente no guste mucho a los más pequeños. Se maneja la elipsis y la tensión de forma magistral, y es un libro perfecto para ser contado, para jugar con las voces de los animales y con el ritmo del relato.

¡Recomendado queda!

jueves, 2 de agosto de 2012

En la laguna más profunda



Acabo de terminar de leer “En la laguna más profunda”, la última novela de Óscar Collazos, escritor, periodista y crítico colombiano, que ha sido editada por Siruela. Es una obra perfectamente accesible para lectores jóvenes que he visto recomendada por una amiga en Eltiramilla.com

Me llamó la atención que tratara sobre la enfermedad del olvido y, por pura curiosidad, me asomé a sus páginas a ver qué encontraba. El descubrimiento ha sido precioso.

La historia está narrada en primera persona por Alexandra, una adolescente que nos cuenta el tiempo en que tenía entre nueve y doce años, cuando la abuela Mamamenchu comenzó a sumergirse en la laguna más profunda de su memoria.

La enfermedad es tratada desde el punto inocente de la niña que fue, no de la adolescente más madura y aprendiz de escritora en que se convierte después. Habla desde la alegría infantil y el profundo afecto que siente por su abuela. Las descripciones de los ratos juntas, los paseos por el bosque o las celebraciones familiares muestran un vínculo invulnerable que se mantiene a pesar de la enfermedad.  Uno (sobre todo si tiene o ha tenido abuelas a las que ha adorado profundamente) se enamora irremediablemente de Mamamenchu, la quiere tener en su familia, en su vida, en su casa.

La protagonista, ajena a los prejuicios, inhibiciones, extremas normas sociales e hipocresía del mundo de los adultos, observa con naturalidad e incluso diversión los primeros síntomas de la enfermedad de Mamamenchu. No parece que le duela nada, así que no termina de entender bien qué sucede. Es notable mencionar que en ningún momento se utiliza la palabra Alzheimer. El símil de la profundidad de la laguna resulta sencillo y accesible.

El tono de la novela es infantil y se observa cierta insistencia por parte del autor a ser accesible a lectores más jóvenes, ya que, entre otras cosas, la protagonista no deja de hacer referencias al diccionario cada vez que aparecen palabras que pueden resultar incomprensibles y de interpelar al lector con preguntas que tratan de hacerle partícipe en la narración. Aparte de estas cuestiones, que, a mi gusto, entorpecen (aunque no desmerecen) el ritmo de la narración, he de decir que la secuencia narrativa me resultó bastante confusa, y, aunque puede ser un recurso que facilite la identificación con el ambiente de la novela, hizo que no fuera una historia de esas que “enganchan” por cómo se cuentan, sino por lo que cuentan.

Óscar Collazos nos recuerda que la memoria es lo que heredamos de nuestros progenitores. Nuestros padres y nuestros abuelos no son solamente lo que vemos cuando somos niños, sino todo lo que fueron antes de nosotros. Así es como Alexandra decide recuperar la memoria de Mamamenchu. Cuanto más se sumerge la abuela, más trata la niña de sacarla a flote y de mantener ese vínculo, al principio manifiesto y luego tácito, de afecto y ternura. Es una novela absolutamente conmovedora y recomendable, un paseo digno de disfrutar a lo largo del ciclo natural del olvido.

miércoles, 1 de agosto de 2012

El término CUENTACUENTOS o "Los que cuentan, opinan"


Desde hace tiempo vengo leyendo las aportaciones de muchos narradores profesionales sobre los términos con que se suele denominar al oficio del que cuenta cuentos. Últimamente más todavía, ya que se ha generado debate en torno a la incorporación en la 23º edición del diccionario de la RAE de la palabra CUENTACUENTOS, definida como “persona que narra cuentos en público”.

No me he pronunciado antes al respecto, pero me gustaría dedicar una entrada a aunar las opiniones de varios de ellos, por si les interesara saber qué piensan los que cuentan sobre el tema. Ya no solo es la cuestión de que se incluya el término en el diccionario, algo que se valora de por sí, aunque hay muchos aspectos que matizar, ya que la definición no puede ser más elemental ni simple. Se trata también de que el término CUENTACUENTOS ha llegado a utilizarse de modo peyorativo por parte de la sociedad, relacionándolo con actividades exclusivamente infantiles y normalmente de mala calidad. La mayoría de los contadores que conozco prefieren denominarse Narradores Orales, aunque hay muchos otros términos que se utilizan y en torno a los que se debate.

A continuación les enlazo una entrada de Tierra Oral, el blog de Pep Bruno donde diferencia cada uno de los términos que se suelen utilizar y en cuyos comentarios se observan estupendas aportaciones.

También les facilito el acceso a Cuentos de La Luna, donde desde hace unos años ya Carles García hace un llamamiento a la coherencia con el propio trabajo y a lo negativo del acuñar la marca “Cuentacuentos” al oficio del narrador.

El último que les enlazo es un artículo escrito por César Villegas (Wayqui) sobre el tema, destacando la importancia de determinar los tipos de historias orales que se cuentan y su influencia a la hora de decantarse por un término o por otro.

En fin, todas ellas aportaciones interesantísimas y que, no cabe duda, nos ayudan a guiarnos y a entender la importancia que tiene el término con el que se defina la profesión. Al fin y al cabo, las palabras encierran el espíritu de lo que nombran, y uno de los grandes peligros del mundo en que vivimos son las etiquetas. Corremos a encerrarnos en lo que creemos que nos define, por eso hay que tener cuidado, y por eso todos ellos defienden, opinan, escogen: nos cuentan.