jueves, 2 de mayo de 2013

Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea


En la vida he llorado tanto con un libro. Ni con Love Story. Qué quieren que les diga: me cogió desprevenida. No tenía ni idea de qué trataba, me lo regalaron sin decirme nada, lo empecé y lo terminé casi sobre la marcha.



Está escrito por Anabel Pitcher y publicado por Punto de Lectura. 240 páginas. Comienza así:

Mi hermana Rose vive sobre la repisa de la chimenea. Bueno, al menos parte de ella. Tres de sus dedos, su codo derecho y su rótula están enterrados en una tumba en Londres.

La historia está contada en primera persona por Jamie, un niño de 10 años que cuando tenía 5 perdió a su hermana en un atentado terrorista en Londres. Tenía dos hermanas gemelas, en aquel entonces, de 10 años. Ahora solo le queda una. Tras la muerte de Rose, la familia queda totalmente destrozada: los padres se culpan uno al otro y finalmente se separan: la madre se marcha con un hombre al que conoció en el grupo de apoyo y el padre, que se ha dedicado a beber para sobrellevar el drama, se muda de casa con Jamie y Jasmine, la otra gemela. También les acompaña la urna de Rose, claro, que siempre ocupa su lugar sobre la repisa de la chimenea y a la que tratan como si aún estuviera viva.
Así, sin madre, con un padre que no puede dedicarse a ellos debido a su estado, en una escuela nueva en la que no le irá especialmente bien y con una hermana mayor que apenas come, nos va contando Jamie su historia. 

Y aunque es una tragedia, nos lo cuenta sin dramatismo, con objetividad y sencillez, como quien cuenta que ayer tuvo que ir al supermercado.

Lo mejor es la aparición de Sunya, el personaje más brillante de la novela: una niña musulmana que se convierte en la única amiga con la que cuenta Jamie pero cuya relación le hace sentir culpable porque su padre siempre repite: “Los musulmanes mataron a mi hija”.

Mientras lees, no dudas de que lo ha escrito un niño de diez años, con su inocencia, su objetividad en los hechos sin emitir juicios de valor, su ternura, el amor que siente hacia su hermana y hacia Sunya, la forma en que va creciendo casi sin que se note a lo largo del relato… y sobre todo esa sinceridad y sencillez con que opina y siente y se expresa.

Se cuenta un dramón y sin embargo, no chirría por ningún lugar. En ningún momento pensé: esta chica está buscándome la lágrima. Al contrario. Por eso me cogió más desprevenida todavía. Es un libro completo, con gancho, con cosas que decir bien dichas, muy bueno para sacar debate al aire.

En fin, no estoy segura de si lo recomiendo, la verdad. Si les gustan los dramas bien contados, si empatizan con este tipo de tragedia familiar, si quieren saber qué ha pasado más o menos en todas las familias que han sufrido una situación como esta o, sencillamente, leer un libro emocionante, entonces sí.

Tengan un paquete de pañuelos cerca.
Por si acaso.

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